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miércoles, 2 de mayo de 2012

Diario de Blake


Capitulo 12


- ¿De cuando es esta foto? - dije con cara de sorpresa cuando encontré una foto en su tablón, de él y mía cuando eramos pequeños en su habitación.

- ¿Te gusta? La tengo desde siempre ahí puesta parecemos dos niños de revista ¿verdad? sales muy graciosa con la coleta y ese pañuelo, sin embargo yo, mira lo feo que salgo con esa gorra ya le vale a mi madre no sé como me dejó salir así.
- A mi me gustabas igual. - le dije sonriendo de oreja a oreja, mientas miraba de nuevo la foto.
- Tú siempre ibas preciosa asique no hace falta decirlo más veces.
- Gracias, aunque también me gusta escucharlo de vez en cuando.
- No te hace falta, sabes que lo eres.
- Que tonto que llegas a ser Trevor, pero te quiero igual seas como seas.
- Blake ya se que no te gusta hablar de el tema pero... necesito saber una cosa.
- Te escucho.
- Cuando estuviste con Cam, él...
- ¿Qué Trevor? Venga suéltalo.
- ¿Él te forzó alguna vez? - me quedé muda por un instante, pero eso nadie me lo había preguntado nunca, supongo que la mayoría dio por hecho que si lo había hecho, que esa sería una de las razones por las que le denuncié.
- Nadie me había preguntado esto antes, supongo que la gente lo vio como algo evidente, mis padres intentaron no tocar el tema demasiado, no querían verme peor de lo que ya estaba. Supongo que tanto como forzar no, alguna vez me propuso intentarlo pero a mi me daba miedo Trevor, era una niña, ni siquiera sabía donde me estaba metiendo.
- ¿Entonces nunca te tocó?
- No, era un cerdo, pero jamas me obligó forzó a nada, bueno una vez recuerdo que empezó a tocarme y salí prácticamente corriendo, creo que esa fue una de las veces que me pegó, pero prefiero olvidar todo eso, pero... ¿por que me lo preguntas?
- Curiosidad supongo.
- Si te estas preguntando si aún no lo he hecho con nadie, la respuesta es si, puede que sea una antigua para esto, pero no quiero que sea con cualquiera, quiero algo especial, algo que pueda recordar para siempre y poder volver a vivirlo incluso en sueños.
- ¿Y nunca has pensado con quien te gustaría que fuera eso?
- Hasta ahora no, pero creo que ya me puedo hacer una idea. - le dije mirándole a los ojos, mientras me ruborizaba ligeramente.
- Pues yo lo tengo claro Blake.
No sé como pero no pude evitarlo y me acerqué a él lentamente, empecé a besarle como nunca antes lo había echo con nadie, él respondió a cada beso como si fuera un auto reflejo, en cada beso se notaba cada vez más la impaciencia de los dos, tenía miedo para que negarlo, estaba aterrada ante aquella situación a la que jamas me había expuesto antes, él parecía mucho más seguro que yo, más decidido.
- No quiero obligarte a nada Blake.
- Créeme no lo estas haciendo, pero solo te pido una cosa.
- ¿Dime?
-Quiero que sea inolvidable.
Se acercó a mí, y me cogió de la cintura. Me miró a los ojos, y me besó. Le seguí enseguida a ese beso, y cuando separamos nuestros labios, él se puso a jugar con mi nariz y me dijo.
- Haré que sea inolvidable.
Me senté en la cama y él se sentó a mi lado. Nos volvimos a mirar a los ojos, y él me acarició la mejilla, eso hizo que me pusiera aún más nerviosa de lo que ya estaba.
- Estás segura?
- Si, es solo que tengo miedo de no hacerlo bien.
- No te preocupes por eso, no tiene por que ser perfecto, solo tenemos que dejarnos llevar por lo que sentimos y relajarnos será mucho más fácil para los dos. - despues de eso solo pude asentir y dejarme llevar como él me había dicho.
Me besó el cuello hasta llegar a mis labios, que esperaban impacientes a los suyos, era como una necesidad, pero se separó de mi, estaba tan cerca que podía escuchar lo deprisa que le latía el corazón, todo eso estaba empezando a abrumarme demasiado y él lo sabía, de nuevo comenzó a acercare lentamente a mi, pero yo no podía más tenía la urgencia de besarle de sentirme segura con esos besos cariñosos y cálidos que siempre me daba cuando más lo necesitaba, pero ¿por qué no jugar yo también? Cuando volvió decidido a besarme hice el intento de apartarme pero él tenía una mano en mi cintura y no me dejaba moverme y en el fondo me encantaba.
Después de todos aquellos intentos por besarme por fin me besó, junto sus labios con los míos de una forma impaciente, nuestras labios estaban totalmente unidos, en perfecta armonía, bastó con un simple movimiento para que nuestros cuerpos estuvieran unidos, apretados uno contra el otro. Me agarraba fuerte de la cintura esperando alguna respuesta que dijera que podía ir más allá, con algo de torpeza enlace mis manos con su camiseta y fui subiendo poco a poco, se podría decir que esa torpeza se debía a el miedo que aún sentía ante todo eso, Trevor me miró fijamente a los ojos con la intención de tranquilizarme, despues el respondió subiendo las manos para que pudiera retirarle la camiseta finalmente, cuando le vi sin camiseta no pude evitar quedarme embobada, nunca antes había visto a Trevor sin camiseta o puede que si en alguna excursión del colegio cuando nos llevaban a la laguna en fin de curso, pero nunca me había parado a examinarlo bien, simplemente Trevor era un idiota más de clase incluso llegué a odiarle un tiempo y mirame ahora ni siquiera puedo dejar de repetir “ está tremendo” una y otra vez, despues de ese pequeño empanamiento, él empezó a subirme la camiseta blanca que llevaba puesta, al principio me dio un poco de vergüenza estar así, pero que importaba si de un momento a otro estaría con menos ropa que ahora, pero no importaba asique dejé el miedo a un lado y me dejé llevar por completo, el roce de los dedos de Trevor por mi espalda, los besos insistentes en el cuello, la suavidad de su piel hacían que me estremeciera por completo, casi si sentirlo me tumbó en la cama y se puso sobre mi, me abrazó y me atrajo aún más hacia él, sus manos seguían recorriendo mi cuerpo comenzando por el cuello hasta terminar en mis piernas, me acariciaba suave y fuertemente a la vez y me besaba aun más intensamente que antes, sin pensarlo más bajé mis manos en busca de su pantalón y para mi sorpresa lo encontré a la primera, él volvió a mirarme a los ojos y dejó que siguiera lo que había empezado, cuando desabroché el botón comencé a bajarle el pantalón, poco a poco tanto su ropa como la mía fue desapareciendo, no tardo mucho en desaparecer mi sujetador, los besos empezaron a ser mucho más intensos, las caricias fueron cobrando vida y ya no había nada donde esconderse.
- Aún estas a tiempo de parar ya lo sabes.
- Shh, no quiero parar.
Le puse un dedo sobre los labios para que no hablara, él lo apartó y volvió a besarme con más urgencia que las otras veces, con fuerza y ternura a la vez dándome seguridad en mi misma y entonces ocurrió, las caricias perdidas entre nuestros cuerpos y las profundas miradas fuimos uno, la sensación era un cúmulo de cosas inexplicable, él lo hizo con cuidado como si yo fuera una muñeca cristal con la que si jugabas mucho se rompería, no paró de preguntarme si yo me encontraba bien, entre un beso y otro, pero yo no podía contestar no tenía palabras para ello, al principio sentí un poco de dolor, pero en apenas unos segundos el dolor desapareció, y no podía parar de besarle y mirarle a los ojos, de repente, los movimientos cambiaron de velocidad casi sin darnos cuenta, las emociones, la fuerza y el deseo todo eso hizo que estallara como si fueran las estelas de una estrella fugaz, que va dejando huella, pero el final llegó cuando hicimos casi a la vez un largo suspiro.
Tumbados en la cama mirándonos el uno al otro, sentía como mis mejillas ardían recordando todo lo que había pasado y entonces comprendí que se sentía cuando tenías la sensación de estar...
“A Tres Metros sobre el Cielo”
Esa sensación que cuando estas leyendo el libro te preguntas como sería y si algún día la sentirás tú también, si te pondrás en el papel de esa chica y si ahora puedo asegurar que esa sensación es la más maravillosa del mundo.





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