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viernes, 3 de enero de 2014

Capitulo 142

El verano empezaba a llegar a Manhattan.
Harry y yo decidimos pasar una temporada en mi casa de Los Hamptons , así estaríamos en la playa y desconectábamos un poco de el ajetreo del trabajo y relajarnos como Dios manda.
Hugo nunca había estado en esta casa así que era todo nuevo para él, pero aún así le encantaba estar en a piscina y cerca de la playa.
Harry dijo que le enseñáramos a hacer surf o por lo menos intentarlo, a él le pareció una idea estupenda y en cuanto se lo dijimos estaba como loco por pisar la playa y montarse en una tabla.
Le enseñamos lo básico y después le dejamos que estuviera un poco solo con la tabla para que hiciera el equilibrio pero al final teníamos siempre que ayudarle. Se lo estaba pasando en grande y nosotros de verle disfrutar con ello.

Hugo acabó rendido por lo que se fue a la cama pronto. Así que Harry y yo tuvimos un tiempo para estar los dos solos, sin que Hugo se pusiera a corretear delante de nosotros.
Nos sentamos en la terraza abrazados y observamos las estrellas en silencio, hasta que Harry rompió el silencio.
– ¿Lo estamos haciendo bien verdad?

– Yo diría que si, Hugo es el niño más feliz del mundo y nosotros los padres mas afortunados por haber tenido este niño tan maravilloso.- dije con una sonrisa.

– ¿Recuerdas la ultima vez que vinimos aquí?

– Desde luego, como olvidarlo, te recuerdo que nos acostamos en estas hamacas y prácticamente en casi todos los rincones cómodos de esta casa, incluso en la piscina. - me sonrojé al recordarlo.

Harry empezó a besarme el cuello hasta llegar a mis labios que lo esperaban ansiosa, volvía a sentir ese cosquilleo por la espalda cada vez que sus dedos rozaban mi piel. Con una sonrisa me levanté y me lo llevé hasta el salón, allí continué besándolo como si fuera la primera vez que lo hacía sintiendo como mi respiración se agitaba de tenerle tan cerca de mi.
Adora  esa sensación, cada día que pasaba junto a él hacía que creciera aún más que el día anterior. Poco  a poco Harry me llevó hasta el sofá y como siempre acabamos en el suelo. Harry estaba encima de mi y me gustaba sentirle cerca. La ropa empezó a desaparecer , ambos desnudos en el suelo, nos movíamos al mismo ritmo. La respiración agitada y el sudor en nuestras frentes, como si fuera la primera vez que ocurría esto entre nosotros.
Todo había cambiado incluso hasta la forma en la que lo sentía dentro de mi, todo era diferente pero seguía teniendo aquel toqué que recordaba al pasado, a nuestro pasado. Y como no a nuestros futuro.

– Mamá, papá, arriba que ya es de día, tenemos que ir otra  vez a la playa con la tabla. Tengo que ser el mejor surfero de mi clase.

– Hugo aún es pronto para levantarse.

– Oh vamos, tenemos que irnos, me aburro aquí.

– Porque no hacemos una cosa, mamá se queda un rato más y tu y yo nos vamos a desayunar y vamos a la playa y que luego venga ella.
– Vale, te espero en la cocina papá. - saltó de nuevo al suelo y se fue corriendo.

– Gracias. - dije con un abrazo y un beso.

– No tardes ya sabes como es si no esta mucho tiempo contigo.

– Está bien, pesados. - dije metiendo la cara entre las almohadas.

Me quedé sola en casa y me dediqué un poco de tiempo, llevaba mucho sin tener un tiempo a solas para mi y quería disfrutarlo. Bajé al salón y ahí estaba mi piano,tan reluciente como siempre, había dicho a papá que  de vez en cuando mandara a alguien para afinarlo no me gustaba descuidarlo, así cuando yo fuera estaría listo para tocarlo.
Llevaba mucho sin tocar el piano, pero algo como eso no se me olvidaría era parte de mi vida asique no me preocupaba el volverme acercar a él y que las cosas se me hubieran olvidado sabía de sobra que no sería así.
Me senté en el banco y empecé a rozar las teclas color marfil, era un sensación agradable y entonces las presioné levemente envolviendo la casa con la melodía, era notas sueltas que poco a poco formaron una melodía y pronto la inspiración fue viniendo a mi y me puse a componer.


No sabía el tiempo que había empleado en el piano pero cuando acabé, Harry y Hugo entraban por la puerta.

– Mamá a  sido increíble. He cogido una ola yo solo.

– ¿De verdad?

– Sí, tenías que haber estado mamá.

– Habrá muchas más y la próxima estaré te lo prometo.

– Vale.- me dio un beso en la mejilla y se fue corriendo al sofá.

– ¿Qué has estado haciendo?

– Componer.

– Hacía mucho que no componías nada.

– Lo sé, por eso lo he hecho, a sido increíble que pudiera hacerlo después de tanto tiempo.

– Lo bueno nunca se olvida. ¿Cuando podré escucharla?

– Supongo que cuando este perfecta, ya sabes como soy.

– Desde luego, no cambiarás jamás. - dijo dándome un beso. - ¿Qué te parece si nos vamos a comer fuera?

– Me parece una idea genial.

– ¡Y a mi!. - dijo Hugo asomando la cabeza por el brazo del sofá.

– ¿Sí? Pues a la ducha, que estas lleno de sal, ale vayámonos.

Me encantaba mi vida y no quería cambiarla por nada del mundo.

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